EL PLAN
Extraña e interesante película esta ópera prima de Polo Menárguez que
adapta una pieza dramática de Ignasi Vidal. El joven director madrileño mantiene por completo la teatralidad del
texto: toda la película transcurre en tiempo real, prácticamente en un único
escenario (el piso de un barrio popular de Madrid) y está protagonizada
únicamente por tres actores, cuyos vivos diálogos irán desplegando las
distintas tramas. El plan cuenta una historia costumbrista (inicialmente, al menos) que parece
moverse dentro de las coordenadas de la comedia realista, el retrato social y
leves toques de thriller (el famoso plan); pero, en el fondo, esconde
algo mucho más profundo.
La película descarga todo el peso de las tramas en
los estupendos diálogos y en la interpretación del gran trío protagonista (Antonio de la Torre, Raúl Arévalo y Chema del Barco). En esas conversaciones irán apareciendo los diferentes temas que
preocupan a esos tres perdedores: la familia, las relaciones de pareja, la
precariedad laboral, los problemas económicos y el plan, siempre el plan.
Los actores están fantásticos y, a pesar de que la película, argumentalmente,
parece perderse algo a mitad del metraje (el espectador tiene claro ya que Polo Menárguez está
haciendo trampas, que su palabrería no es más que un truco de prestidigitación
para desviar la atención del público), son las interpretaciones las que salvan
siempre esos momentos chirriantes. Pero lo hace muy bien el ilusionista, consiguiendo
el truco dentro del truco. El problema es que, quizás, alarga demasiado los
prolegómenos, juega en exceso al despiste y eso, efectivamente, desorienta algo
y deja una sensación incómoda con el brusco cambio de tono final.
Poco más puede analizarse sin recurrir al spoiler,
así que lo dejo para ese apartado. Solo que no es una película ligera, ni
convencional; con sus defectos y errores, resulta un debut muy sugerente el de Polo Menárguez. Deja
un buen sabor de boca esta primera propuesta cinematográfica y me quedan ganas
de comprobar qué puede ofrecer este director en el futuro. Siempre es un placer
recibir aire fresco y buenas ideas.
No es una película redonda, ni mucho menos; pero sí
es una película, sin duda, sorprendente.
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Lo mejor: El trío protagonista. Fantástico.
Lo peor: Los cambios de tono. No siempre resultan acertados.
Gustará: A los amantes del teatro.
No gustará: A los seguratas.
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CALIFICACIÓN: 7
Como decía antes, el director juega bastante bien
con el público, escondiendo hasta casi el final ese terrible desenlace. Imagino
que en el texto teatral esa era también la intención. Despista con el dichoso plan,
aunque no tanto. Ya a mitad de película uno se da cuenta de que ese plan
no es más que un falso mcguffin; aunque reconozco que pensé que sobre él
recaería el efecto sorpresa final, posiblemente en forma de última broma. Eso
me provoca cierto desconcierto durante el segundo acto y creo que las tramas
(lo de la madre de Andrade, los problemas laborales, los cuernos) se difuminan
en exceso. En esos momentos, el tono de la película pierde precisión, se vuelve
confuso. Esas tramas caen en lo puramente anecdótico y artificioso; son puro relleno.
Y se nota demasiado.
Tampoco el plan parece que vaya a ser lo que remonte
la película. A esas alturas, tengo claro que ese plan no es un atraco
(como parece al principio), ni algún tipo de acción relacionada con el despido
del trabajo (cosa que también se baraja fácilmente). Pensar que pueda ser una
simple broma para cerrar la historia me parece demasiado simplista. En
realidad, es así (el plan no es más que un inocente partido de fútbol
entre amigos); pero el chiste llega como oscuro contraste a la horrenda confesión
de Ramón y a la constatación de algo que empieza a barruntarse,
inesperadamente, durante los últimos minutos: sus problemas mentales. Y ahí es
donde, afortunadamente, la película vuelve a crecer (es más, se agiganta), donde
esos contrapuntos frívolos y costumbristas anteriores carecen ya de importancia,
pues surge el horrendo tema capital de la historia: la locura de Ramón, el
horrendo crimen. El desconcierto, la incredulidad, el verdadero terror de Paco
y Andrade se transmite al espectador como una bofetada, con el mismo pasmo.
¿Pero esto qué es? ¿No estábamos viendo una comedia?
Lo cierto es que así llega la tragedia muchas veces,
de la forma más inesperada. Ese tremendo final es lo que convierte una película
entretenida en una historia durísima, distinta y original.
Lo reconozco. Es un desenlace impactante, brutal. Y Chema del Barco, en
esos minutos finales, se come la pantalla. Bravo por él. Gran personaje.
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